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La competencia y la tensión entre EE. UU. y China están bien documentadas para este punto. Mientras que hace 15 años en EE.UU. veían el reto del país asiático como algo manejable y fácil de contener, hoy en día la relación entre ambas naciones es frágil y compleja.
The New York Times publicó un ensayo sobre cómo esta dinámica tiene similitudes con la que se tenía con la Unión Soviética, e indicó que varios diplomáticos y analistas aseguran que se llegará a una nueva Guerra Fría. Esto puede sonar imposible para una relación comercial que generó más de 615,000 millones de dólares en 2020. Sin embargo, la confianza entre ambos países es endeble y ya está empezando a afectar el desarrollo de algunos sectores económicos.
Una industria que ya empezó a ser afectada es la de los microchips. Nvidia, una empresa estadounidense que produce chips, anunció que el Gobierno estadounidense les estaría imponiendo un nuevo requisito de licencia para exportar ciertos productos a China, con efecto inmediato. La restricción está específicamente diseñada para evitar la exportación de los chips A100 y H100, que fueron creados para mejorar las funciones de sistemas de inteligencia artificial y reconocimiento de imágenes, entre otros usos.
En un comunicado, China señaló que EE. UU.“debe detener de inmediato sus irregularidades, tratar de manera justa a las empresas de todo el mundo, incluidas las empresas chinas, y hacer más cosas que conduzcan a la estabilidad de la economía mundial”.
Los oficiales estadounidenses argumentaron que el objetivo de esta nueva licencia es “abordar el riesgo de que los productos puedan usarse o desviarse a un uso final militar”. La restricción también incluye la venta de dichos productos a Rusia, a pesar de que Nvidia no tenga socios comerciales en dicho país.
Más allá de que las razones tengan un trasfondo de seguridad, la decisión afectará a la industria de los microchips.Nvidia declaró que más de 400 millones de dólares estarían en riesgo debido a esta decisión y, paradójicamente, aunque puede seguir desarrollando los chips en Hong Kong, no puede vendérselos a China. También señaló que el requerimiento de licencia “puede afectar la capacidad de la compañía para completar su desarrollo del microchip H100 de manera oportuna o brindar apoyo a los clientes existentes del A100, y puede requerir que la empresa realice la transición de ciertas operaciones fuera de China”.
Esta crisis también afecta a otra empresa dela industria, AMD, la cual señaló que la restricción le impediría exportar aChina sus chips MI250, también conocidos por su utilización en inteligencia artificial. A pesar de que AMD considera que la decisión del Gobierno no tendría un impacto significativo sobre sus negocios, después del anuncio de la nueva política, el valor de las acciones de la empresa y de Nvidia cayeron 3.7%y 6.6%, respectivamente.
Esta no es la primera instancia en la que el mercado de los microchips es atravesado por asuntos diplomáticos. El país que produce más microchips es Taiwán, el cual también está pasando por sus propias tensiones geopolíticas con China. Esto ha hecho que la industria de microchips taiwanesa sea utilizada por este país como una herramienta de soft power en relaciones diplomáticas.
Aunque China es uno de los socios comerciales más importantes de Taiwán en el mercado de chips, las recientes provocaciones militares del gigante asiático han causado que empresas taiwanesas se acerquen más a EE. UU. TSMC, la compañía que más produce chips en Taiwán, se ha comprometido a abrir nuevas plantas en EE. UU. y Japón. Por su parte, MediaTek, una empresa taiwanesa de diseño de chips, colaborará con una universidad estadounidense para crear un nuevo centro dedicado a esa actividad. Todo esto tiene el objetivo de mover una parte de la cadena de suministro fuera de isla y así prevenir interrupciones.
Conforme se incrementen las tensiones entre EE.UU., China y Taiwán, el mercado de microchips global se verá afectado, ya sea por la falta de innovación debido a restricciones comerciales o por la interrupción de la cadena de producción por causas bélicas. Más allá de ser incierto el futuro de la industria, el alivio de la tensión pasará por las estrategias geopolíticas de Pekín y Washington D. C.
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