Ucrania y el poder del soft power

10 junio 2022

Equipo VIF

Ni todo lo que brilla es oro ni el poder de una nación radica solo en su PIB. Usar únicamente el crecimiento económico como el estándar de desempeño de un país ha sido criticado en las últimas décadas por importantes investigadores como Joseph Stiglitz.

La razón es que enfocar el desarrollo solo en términos de dinero pierde de vista otros factores que son muy importantes para determinar que un país avanza, como el acceso al agua, la disminución de muertes maternas e infantiles o la reducción de la brecha digital y de comunicaciones. También factores sociales, como la alfabetización y los años promedio de escolaridad que alcanza la población, o si reduce la brecha de género en la escuela y el trabajo. Otra variable que permite entender si un país crece de forma integral es el comportamiento de sus mercados; es decir, cuántas empresas se crean y mantienen, así como las ganancias que reportan.

Un aspecto que algunos fondos de inversión comienzan a observar con atención, como es el caso de Acacia Capital, es el soft power. ¿Qué se entiende por esto? Este término fue acuñado en el campo de las relaciones internacionales y la diplomacia, y se refiere a los esfuerzos culturales y políticos que permiten influir en los demás para que compartan preferencias y una visión del mundo.

Aunque suena muy abstracto, existen ejemplos muy tangibles en los que el soft power se manifiesta. Es el caso del turismo, de los índices elaborados por organizaciones globales que tienen una confianza ganada en la mayoría de los países del mundo o de la presencia e influencia del arte o el deporte en la escena internacional, por poner algunos ejemplos.

Una de las herramientas que permiten comparar el soft power entre países es el Índice Elcano de Presencia Global (o Elcano Global Presence Index), que mide a 140 países y genera un ranking de más a menos relevante. La última actualización data de 2020.

Según los datos de esta investigación, EE. UU. ocupa el primer puesto del ranking. Francia, el sexto; España, el 13. En Asia, China tiene el segundo lugar; Japón, el quinto, y Corea del Sur, el número 13. En América Latina, Brasil está en el puesto 23 y México en el 25, mientras que Argentina y Colombia ocupan el 45 y el 53, respectivamente.

Ahora bien, ¿cómo pudo haber cambiado el panorama en los últimos dos años? Ucrania, por ejemplo, en 2020 ocupaba el lugar 48, y es posible que la invasión de Rusia —que ocupaba el séptimo lugar— haya mejorado su posición en las relaciones internacionales, dado que el conflicto fue globalmente mediático y la mayoría de los países en la comunidad internacional le expresaron solidaridad.

Aun cuando es claro que la guerra deviene en una pérdida de infraestructura, calidad de vida y dinero, el soft power puede ser clave para iniciar procesos de reconstrucción con ayuda internacional una vez que el conflicto quede saldado. En contraste, es muy probable que Rusia sea, como ya está siendo, castigado por la comunidad internacional con mayores aranceles y una pérdida de espacios en el diálogo diplomático.

De ahí que la actualización del Índice Elcano de Presencia Global y otras métricas de soft power sean cruciales para comprender cómo la pandemia y los conflictos que ha desatado han cambiado el panorama global y las preferencias en un mundo que no termina por recomponerse.